Las lavandas atraen mariposas, aportando vida a tu jardín, balcón o terraza.
La Lavanda es una planta aromática rústica que florece en verano. No es una planta muy exigente. Se adapta muy bien a todos los suelos y a la sequía del verano. Soporta la exposición a pleno sol y los suelos rocosos e incluso arenosos.
La lavanda es un arbusto muy resistente que puede alcanzar casi 2 metros de altura. Su utilización es muy versátil, puedes cultivarla en el jardín, en parterres, rocallas, borduras o en maceta en la terraza o balcón.
Las propiedades de la Lavanda
Su espectacular floración de color morado nos obsequiará con un delicioso aroma durante todo el verano. Ese aroma nos acompañará también en otoño, si decidimos secar sus flores y hacer decorativos ramilletes o llenar pequeños saquitos para el armario. Además, a la Lavanda se le atribuyen muchas propiedades: sedantes, antiinflamatorias, digestivas, antibacterianas, cicatrizantes, antisépticas…
Las lavandas son arbustos muy resistentes y fáciles de cuidar
Aunque aguantan bien el calor, las lavandas deben regarse al menos una vez por semana, procurando no mojar sus flores y hojas para evitar la proliferación de hongos. Recuerda regar siempre en las horas de menos sol.
Para tener tu Lavanda esplendida cada verano, es aconsejable practicar una poda a principios de primavera y otoño, siempre antes o después de la floración y nunca debe superar la mitad del tamaño de la planta.